Continuación capítulo 19: La cuarta prueba

Hoooola Pequeños Sinsajos :333 El capítulo era bastante largo como para ponerlo todo de uno. Hoy os dejado un audio al principio del capítulo, para que os sintáis más dentro de la historia xDD En este cap como en el anterior hay trocitos que he sacado del libro original de Los Juegos De hambre. Bueno, aquí la continuación, un besazo! :**

"El amor ahuyenta el miedo y,
recíprocamente el miedo ahuyenta al amor"
 Aldous Huxley

POV Prim:

He olvidado completamente que estoy en una simulación...59...Mi mente no reacciona, no puedo pensar...58...Comienzo moviendo los dedos, es lo único que se me ocurre...57...la masa de entumecimiento en mi cabeza da lugar a algo más ligero...56...¿Septuagésimo Cuartos Juegos del Hambre?...55...Tiene que ser mentira...54...Pero está claro que no lo es...53...Estos son los juegos de mis padres...52...Los suyos, y
ahora los míos...51...Los de todos...50...Miro a mi alrededor, concentrándome. Tengo tanto miedo, que las piernas están a punto de doblárseme. No, no puedo. Sé lo que ocurrirá, sé que en cuento ponga un pie fuera del circulo metálico, volaré por los aires. Miro al los 23 tributos a mi alrededor. Pero no consigo verles la cara. Es como en un sueño, sus que sus caras están ahí, pero no consigo darles una forma en mi cabeza...43...¿Qué? ¿Ya? Tengo que pensar rápido. Observo mi alrededor, estamos en un terreno despejado y llano, una llanura de tierra aplanada. Detrás de los tributos que tengo frente a mí no veo nada, lo que indica que hay una pendiente descendente o puede que un acantilado. A mi derecha hay un lago. A la izquierda y detrás, unos ralos bosques de pinos. En el centro del círculo de tributos, la cornucopia. La famosísima cornucopia, rodeada de suministros. Los hay desde tiendas de campaña hasta comida como para tres días, pero esos son los más cercanos a la cornucopia. Más alejados, hay suministros más vulgares, pero aún así útiles. Rollos de alambre, cuerdas, trozos de plástico...30...Joder, ¿Qué hago? podría intentar acercarme para conseguir algún suministro, aunque no demasiado, no podré con los tributos que se queden en el baño de sangre. Está bien, no más de 20 metros, y después, saldré corriendo hacia el bosque, pase lo que pase...24...lo haré, saldré de aquí antes de que nadie consiga alcanzarme...10, 9, 8, 7, 6, 5, 4 , 3, 2...No tengas miedo, Prim...1. Suena el gong. 
Me lanzo hacia delante, corriendo. 10 metros, consigo una cuerda bastante larga. 15 metros, agarro un pequeño saco lleno. Los tributos se muevan a mi alrededor sin parar. Corren, gritan, y se lanzan unos sobre otros. Miro hacia delante, 5 metros al frente hay una banda de tela negra, llena de cuchillos de distintos tamaños. Podría conseguirlos. Solo son 5 metros más. Me acerco lo más rápido que puedo, y cuando alargo una mano hacia la banda, un cuchillo pasa rajándome el brazo, pero sin clavarse. Levanto la cabeza bruscamente a la vez que suelto un pequeño grito de dolor. Un tributo enorme se acerca a mí armado hasta los dientes. El bosque de pinos queda detrás suya, por lo que ya no puedo huir allí. El lago es casi tan malo como intentar ir al bosque. Solo me queda el terreno descendiente, el que no puedo ver. Corro como no he corrido en mi vida, los músculos me arden tanto que siento como si me estuvieran quemando. Me acerco cada vez más. Hay una pendiente descendiente, y, después, un trigal tan extenso que no puedo ver dónde acaba. Los juncos de espigas son el doble de altos que yo. Bien, podré ocultarme en ellos. Pero, por otro lado, dejaré un rastro de espigas pisoteadas a mi paso. Y además, si me ocultan a mí, también a mi adversario, por lo que no podré verle.
Poco importa eso ahora, ya que lo tengo a menos de 6 metros. Llego al trigal, y cuando creo que ya no oigo sus pasos, me doy la vuelta. Nada. No veo ni oigo a nadie. Lo único que veo a mi alrededor son espigas y más espigas.  Una suave brisa me azota los pelos, y hace que se me ericen, pegándose a mi nuca. Oigo un crujido a mi espalda. Me giro, nada. Entonces, algo me golpea con tanta fuerza el costado que salgo volando unos metros antes de estamparme contra el suelo. Y veo al tributo abalanzarse sobre mí. Me patea, haciendo que todo el aire salga de mis pulmones. Después, me presiona contra el suelo, boca arriba, y me agarra las muñecas. Forcejeo como pudo, pero es imposible. No puedo mover las piernas, así que hago lo único que se me ocurre. Hundo mis dientes en su piel, allí donde me sujeta las manos. Él ni se inmuta, en vez de eso, con una mano me agarra el cuello, asfixiándome, y con la otra me tapa la nariz y la boca. No puedo respirar, mis pulmones gritan por falta de aire, y me lloran los ojos. Entonces, inopinadamente, se me despeja la mente. Consigo recordar que nada de esto es real, es una situación simulada. Intento pensar qué es lo que haría Michel en una situación así, por que me tranquiliza. Siempre hay una opción, Prim,sus palabras aparecen en mi cabeza de una forma tan clara que me sorprende. Pero son interrumpidas por la voz del tributo, que me habla.
- Mira- su voz masculina es muy profunda- mira- vuelve a decir.
Hace que gire la cabeza, y, cuando miro, dejo de tener su peso encima. El tributo ha desaparecido. Pero me da igual, porque lo que veo me deja clavada en el suelo.

* * * * *

POV Michel:

Mis dedos agarran el borde del techo, y me estampo contra el lateral del edificio. Jadeo por falta de aire. Ya no siento mi  hombro derecho, donde me ha mordido el muto. Las piernas me cuelgan, sin ningún lugar donde poder apoyarlas. Me impulso como puedo con los brazos, y ruedo por el techo del edificio. En ese momento, los agentes de la paz  salen por la puerta del otro techo. Muchos de ellos vuelven a bajar para venir a este edificio, uno de ellos incluso intenta saltar, fallando y cayendo. Los otros empiezan a dispararme. Me doy la vuelta, ya de pie, para correr, pero lo que veo cuando giro la cabeza hace que pare en seco. Ya no hay techo ni edificio, un bosque nevado se extiende hacia delante, giro la cabeza, el bosque se encuentra a mi espalda también. Vuelvo a mirar al frente, y me olvido de que estoy en una simulación. De las ramas de los árboles, ahorcadas, cuelgan las personas que más me importan. Lissa, mis padres, los del grupo de entrenamiento... Me veo a mí mismo atar la última soga a una rama, yo les he hecho eso. Y, a los pies de un árbol, sentada, está Allison con las manos atadas, sus ojos reflejando terror. A su lado, Prim sostiene un cuchillo la mitad de largo que mi brazo, a punto de degollarla. Solo sé una cosa, no puedo dejar que Prim la mate. 

* * * * *

POV Prim:

Un grito sube por mi garganta, pero se queda atrapado, sin poder salir. Mi padres, Haymitch, mi abuela, Caroline...toda la gente que me importa, yace muerta en el suelo. Finnick y Michel, arrodillados y sangrientos, son los únicos vivos. Y a Michel poco le queda. Allison, de pie, le apunta con una pistola a la cabeza.
- ¡NO!- esta vez sí consigo gritar.
Me levanto, y corro a ayudarles. Pero me detengo. No es real, Prim, no es real.Vamos, tienes que superar tus propios miedos. No son ellos, no es Michel. Una luz brilla a mi derecha, no la había visto antes, pero hay una puerta (algo que parece imposible, dado que estamos en mitad de la arena, pero esto es una situación simulada, ¿no?) abierta de par en par, dejando escapar luz desde su interior, invitándome a salir de este infierno personal, si consigo superar lo que más temo. Allison aprieta el gatillo, sonriéndome.
- Prim, por favor- me llama Michel, con un hilo de voz- ayúdame- levanta la cabeza para mirarme.
Me estoy muriendo, muriendo por dentro. Pero, entonces, me doy cuenta de algo. Sus ojos. Me he perdido cientos de veces en el bosque verde y brillante de su mirada, que me recordaba a casa. Estos no brillan ni una cuarta parte que los suyos. Y son los ojos del falso Michel, solo eso, lo que me hace inspirar profundamente, y dirigirme hacia la puerta. Nunca llego a oír el disparo, porque nada de esto es real. Lo he conseguido.

* * * * *

POV Michel:

No puedo dejar que pase. Rápidamente, agarro las muñecas de Prim.
- ¡Déjame!- me grita- quiero ser yo quien lo haga.
Pero, simplemente, no puedo. Una luz brilla entre los árboles. Procede de una puerta. ¿Cómo es posible que haya una puerta? No lo sé. La luz es cálida, y me muero de ganas de salir de aquí. Pero no puedo, no puedo dejar que la mate. Entonces, una mano sale disparada y agarra el cuchillo que sostiene Prim. Allison ha escapado de su agarre, y ahora nos encara a los dos. Con movimientos rápidos, y sin que yo pueda detenerla, hunde el cuchillo en el pecho de Prim, y desaparece entre los árboles, a todo correr. Pero ya no me fijo en eso.
- Prim- digo, sonando como un animal herido.
No, no, no no.
Ella intenta hablar, pero un borboteo de sangre sale por su boca. Gimo, y la acerco a mi regazo. Todo esto por mi culpa, todo. Finalmente, consigue decir lo que quiere.
- Mira lo que has dejado que me haga, mírame- dice en un susurro, furiosa.
Todo a mi alrededor se balancea. La luz de la puerta, aún abierta, se hace cada vez más grande, haciendo que cierre los ojos. cuando los abro, Prim ya no está conmigo. Alec se acerca a mí con cara de preocupación. He fallado, he fallado mi cuarta prueba.