Capítulo 14: Estoy sola

Estoy flotando. Flotando en un mar de oscuridad. No se si estoy viva o muerta. No puedo ver nada, y a la vez lo veo todo. No se si esto es la realidad o está ocurriendo en mi cabeza.  No se si de día o de noche, o si no hay tiempo. Lo único que siento es como floto, libre. Sin penas ni preocupaciones. No se de dónde vengo, ni quién soy. Pero se que ya nada puede hacerme daño. Oigo voces, voces que suenan lejanas, como el murmullo de las olas. También percibo otro sonido, como una brisa suave. No se cuanto tiempo estoy así, pude que días, o tal vez hayan sido solo unos minutos. Pero de repente, me doy cuenta de que la brisa es mi
propia respiración, y que las voces son cada vez más y más cercanas.
- No puede ser...es imposible- dice una voz que me es muy familiar.
- Lo siento señor Mellark, pero los análisis de su hija han dado negativo- le contesta una voz femenina, demasiado aguda.
- ¿Pero es que no se da cuenta? Tiene que haber algún fallo- vuelve a hablar otra voz femenina, mucho mas dulce, pero firme.
- Lo siento mucho- contesta la mujer de irritante voz, aunque dudo mucho que lo sienta- pero no había de rastro de veneno de rastrevíspulas en la sangre de su hija. Es más que obvio que actuó por voluntad propia, y ese es el único hecho real.
- Si piensa que nos vamos a creer algo como eso, está...
- Mire, señor, quizás si hubiera educado a la chica de la forma correcta, ahora no se haría revelado contra ustedes, y todos nosotras, aliándose con el enemigo. La propia hija del Sinsajo...
- ¿Pero quién se cree usted para decirnos cómo deberíamos haber educado a nuestra hija?- vuelve a hablar la otra voz femenina, esta vez mucho más potente.
Empiezo a notar como mi cuerpo va recuperando la sensibilidad poco a poco, primero la punta de los dedos, y después se va extendiendo hasta que empiezo a abrir los ojos, que me pesan toneladas.
- Ya está despertando, vamos. Salgan de aquí, ella no puede ver a ningún familiar hasta que confiese- vuelve a hablar la voz irritante, que cada vez me resulta más horrible.
cuando por fin consigo abrir los ojos del todo, alcanzo a ver una larga trenza negra, y unos grandes ojos azules que me miran con anhelo.
Me encuentro en una habitación iluminada, muy iluminada, tanto que el brillo del techo me produce unas fuertes punzadas de dolor en la cabeza. Me encuentro tumbada sobre una cama, rodeada por cuatro paredes de un blanco intenso. Hasta ese momento no reparo en la figura regordeta que tengo en frente. Es una mujer, de baja estatura. Lleva el pelo rubio recogido en un moño. Tiene las mejillas bastante sonrosadas, y me mira a través de unas gafas de montura con unos pequeños y azules ojos demasiado juntos, diría yo. 
La mujer me mira fijamente, expectante. Ya he recuperado la sensibilidad de mi cuerpo, así que decido hablar.
- ¿Dónde estoy?- mi voz sale pastosa.
- En la base rebelde- me contesta cortante, aunque con una voz tan aguda suena más bien como un gritito- ¿Supongo que sabrás por qué estás aquí, no?
- ¿Porque Allison me había secuestrado quizás?- le contesto con tono irónico.
La mujer suelta una carcajada.
- Ahora vienes a hacerte la víctima. Traidora- me dice con rabia.
- ¿Usted también va a empezar a hablarme de anuncios y de cosas que yo no he hecho?- ya sé por donde va la cosa.
- ¿Ah, no? ¿Tu no has hecho nada?- pregunta fingiendo sorpresa- ahora verás.
Coge un pequeño mando negro que hasta entonces no había visto, pulsa un botón, y la pared de en frente se convierte en una gran pantalla. No puedo evitar sorprenderme cuando me veo a mí, mirando fijamente, con Allison a un lado y aquél hombre rubio del bosque que intento atacarme al otro.
- Las cosas están cambiando en todo Panem- mi voz suena tan fría que no puedo creer que sea mía- cada vez somos más fuertes. El gobierno que impusisteis tras la caída de Snow se está debilitando. Y vosotros, rebeldes, lo sabéis de sobra. Todo era un engaño, "mamá"- digo riéndome- ¿De verdad creías que esto era un secuestro? Esto es mucho más que eso, ya no eres el Sinsajo, ya no eres nada. El Capitolio es poder, y yo estoy con él. Se podría decir que esto es algo así como un ÚLTIMO AVISO. Rendíos, y volveremos a la forma de gobierno que deberíamos tener. El Capitolio y los distritos, así es como tienen que ser las cosas. Os estáis debilitando, y no os conviene seguir oponiendo resistencia.
La pantalla se apaga y tardo varios minutos en salir del aturdimiento. No puede ser... ¿Cómo iba a hacer yo algo así? Estoy con los rebeldes, jamás haría algo así...
- ¿Qué? ¿Qué me dices?- había olvidado por completo la presencia de la mujer. Y el hecho de que siga ahí me enfada.
- Yo... yo no he hecho eso- consigo balbucear.
- Por favor, no seas patética. ahora te vamos a someter a un interrogatorio, ya no tienes vuelta atrás. Contesta a las preguntas y puede que tu estancia aquí no sea tan horrible como te mereces.
- Pero espere, usted no lo entiende...- no me da tiempo a terminar, abre la puerta y entran dos hombres y una mujer.
- Muy bien, Prim- dice el primer hombre- espero que no des más problemas de los que ya has dado. Contesta con sinceridad, no tienes escapatoria. Tu padre y tu madre están detrás de esa pared- dice señalando la pared que se había convertido en pantalla. Y no puedo evitar echar una mirada ansiosa en esa dirección- no los avergüences más de los que ya lo has hecho.
- De acuerdo- comienza a hablar la mujer- Mike, enciende la grabadora, bien. Voy a ser directa, Prim. ?Cuáles son los planes de Allison?
Y me quedo callada, estoy completamente perdida, no entiendo nada. Me secuestraron, me tuvieron encerrada, me golpearon, se llevaron a mi hermano. Y de repente soy una traidora. 
- No nos hagas perder el tiempo- dice el otro hombre con enfado.
- Yo no grabé ese anuncio- digo al fin, y me sorprende la firmeza de mi voz.
- De todas las excusas que podría haber elegido esa es una muy pobre. Es más que obvio que la chica a la que acabas de ver en la pantalla eras tú- vuelve a hablar la mujer.
- Lo que quiero decir es que... que yo no recuerdo haber hecho eso- digo esta vez, porque sé que tienen razón.
- Eso te podría valer si te hubieran inyectado veneno de rastrevíspulas para controlarte, pero no lo han hecho. Te hemos realizado un análisis de sangre mientas estabas inconsciente, y no hay nada. Ni rastro, ni siquiera algún tipo de droga. Estás limpia, así que es obvio que mientes.
- No estoy mintiendo. Yo estoy con los rebeldes, nunca haría eso. Y sí, es cierto que salgo ahí, pero yo no recuerdo NADA- no aguanto más esta situación.
- ¿Estás con los rebeldes? ¿Y qué me dices de tu hermano?- de repente noto como la temperatura de la habitación baja como unos 10 grados, y el aire se vuelve más espeso.
- No...no lo sé- respondo, ya sin fuerzas. No tengo salida. Estoy sola.
- ¡Esto es inútil!- grita la mujer golpeando la mesa- ¡Lleváosla!
Dos hombres entran por la puerta, me agarran y prácticamente me llevan arrastrando. Pero yo no hago nada, no opongo resistencia. La mención de Finnick me ha dejado paralizada, da igual si yo grabé ese vídeo o no, lo que sé es que cualquier cosa que le haya pasado ha sido por mi culpa. Recorremos un par de pasillos. Y algo de un rosa chillón me hace que levante la cabeza para mirar. Es Effie, está delante de una gran puerta. Me mira con lágrimas en los ojos, y con una decepción que hace que me sienta fatal.
- Prim...-murmura por lo bajo, pero no soy capaz de decirle nada.
Llegamos a una habitación oscura, que no tarda en iluminarse en cuanto entramos, en el suelo hay una bandeja con comida. A la derecha hay situada una cama, y al otro lado un pequeño baño con ducha. No puedo ni imaginar cuánto tiempo voy a estar aquí encerrada, sin ver la luz del sol. Los hombres me dejan y cierra la puerta rápidamente, como si fuera un psicópata de la que hay que huir. Aunque en este momento es así como me siento, como una verdadera loca que no sabe quién es. La rabia fluye por mí. Nada de esto es justo. Cojo el vaso con agua de la bandeja y lo estampo contra la pared, junto con un grito de rabia. Las lágrimas llegan a mis ojos, pero melas aparto con rapidez. Me siento en la cama. No entiendo como he llegado a esta situación, no se que está pasando. Parece que fue hace siglos cuando me monté en aquel maldito aerodeslizador. Me siento más sola que nunca, acabo de verme en pantalla, diciendo palabras con las que estoy totalmente en contra, amenazando a Panem, a toda mi familia. ¿Pero cuándo y por qué hice yo yo eso? No tiene ningún sentido. Me tumbó en la cama, y esta vez sí que no puedo evitar que las lágrimas salgan. Por el secuestro, por mi familia, por Finnick, por que todo el mundo cree que soy una traidora, porque ni si quiera yo se quién soy... Y poco a poco, sin darme cuenta, me quedo dormida.
Estoy soñando, pero no parece un sueño, se podría decir que es real, pero que no está ocurriendo. Algo así como un recuerdo. Pero quién sabe, hay sueños de todo tipo. Me encuentro en lugar oscuro y húmedo. Tan solo puedo distinguir a la persona que tengo en frente. Tan solo con ver su inocente cara siento que soy la persona más feliz del mundo. Su pelo rubio, sus ojos grises...
- Finnick, no llores, tranquilo- me sorprende escuchar mi propia voz.
- P..Prim- el llanto no le deja hablar- ¿Qué vamos a hacer?- pregunta.
- Saldremos, saldremos de aquí. Te lo prometo Finnick- le contesto con falsa seguridad.
- Pero...
- No dejaré que te hagan daño- digo mientras le acaricio la cara.
Y los dos nos fundimos en un abrazo de desesperación.
Me despierto con la respiración agitada. Partes del sueño siguen viniéndome a la cabeza. Finnick, mi Finnick...le echo tanto de menos. Quiero morirme, no puedo soportar la idea de que algo malo le haya pasado. Algo interrumpe mis pensamientos, la puerta de la habitación está entornada, y por ella entra una luz que me deja ver que hay una persona dentro de la habitación. Tan solo puedo distinguir unos familiares ojos de un verde intenso, que me miran fijamente.