Capitulo 2: Cosecha

Un grito ahogado me despierta. Rápidamente, me incorporo, asustada. Mi madre, ha sido mi madre la que ha gritado. Oigo su llanto amortiguado, y los suaves susurros de mi padre, un momento después, consolándola. Sé lo que pasa, hoy hace 28 años desde que fueron a los Septuagésimo Cuartos juegos del Hambre. Era otra de sus pesadillas, en mis quince años de vida, la he oído despertarse gritando muchas veces.

Unos minutos después, todo se queda en silencio, pero ya no consigo dormirme. Me levanto sin hacer ruido y bajo en silencio por las escaleras. Voy al despacho, siempre me tranquiliza mirar los cuadros de mi padre, colgados por las paredes. Me siento en un sillón, y observo la habitación. Los cuadros llevan ahí toda la vida, algunos los ha ido añadiendo mi padre al acabarlos, pero la mayoría los pintó hace muchos años. Mi preferido es uno del bosque del distrito, cualquiera podría pensar que no tiene nada de especial, pero he estado muchas veces allí, y cuando lo miro, puede sentir las hojas de los árboles rodeándome, con sus diferentes tonos de verde y...
 -¡BUUUUUUUH!- un grito me sorprende, y casi me caigo del sillón.
Miro a un lado, y veo a mi hermano riéndose, pero mira que es idiota el pobre.
-¿Qué haces, Finnick ? Me has asustado. Vete a dormir- le digo, enfadada.
-No puedo, mamá esta teniendo pesadillas otra vez...- dice, sin reír esta vez.
-Lo sé, a mi también me ha despertado... ¿Qué llevas en la mano?

- Un libro, lo encontré ayer, debajo de la cama de papá y mamá, pero no sé bien de lo que es.
 - A ver, tráemelo.

Sé que si estaba debajo de su cama, no deberíamos verlo, pero no lo puedo evitar. Abro el libro, esta bien conservado, aunque se nota que es un poco viejo. Está escrito a mano, con una letra preciosa. Habla de la voz, de una pequeña niña llena de coraje capaz de saltar de árbol a árbol y con una sonrisa enorme. Al lado, vuelve a aparecer un dibujo de la misma chica, que parece dormida, rodeada de flores, en la esquina inferior de la hoja dice su nombre, “Rue”. Paso la página, el libro comienza a hablar de alguien valiente, fuerte y que cuando le mirabas a los ojos podías ver el mar. Podía volverse loco y seguir siendo atractivo, y mantener una sonrisa impecable. También viene su dibujo, el de un hombre con el pelo cobrizo y con un tridente, "Finnick". Miro a mi hermano, está tan sorprendido como yo.

-¿Qué hacéis levantados a estas horas?
Finnick y yo nos giramos, sorprendidos. Mi padre entra por la puerta, se acerca y nos coloca una mano en el hombro. Mira el libro fijamente durante unos segundos, y, después, nos vuelve a hablar.
- Era de esperar que algún día encontrarais ese libro- dice con una sonrisa.
- ¿Qué es todo esto?- pregunta Finnick.
- Será mejor que os lo cuente en otro momento ¿no? Ya es un poco tarde.
 -Papá, ¿Finnick es el del chico del dibujo?- Le pregunto dándole el libro. 
Pero no responde, su expresión es de añoranza.
- Anda, vamos a subir a vuestros cuartos.