domingo, 30 de septiembre de 2012

Capitulo 3: De caza

Subimos a nuestra habitación, cierro los ojos, intentando dormir.

-¿Qué tal estás?-Mi madre se acerca a la cama, y me arropa.

Arqueo una ceja, hace años que dejaron de venir a arroparme. Ella sonríe.

-Sigues siendo mi niña- me dice, con un tono dulce.
Ruedo los ojos, divertida.
-Mamá...- me quejo, riéndome.
- Siento haberte despertado, ya sabes el por qué, ¿No es así?- pregunta.
-Si,  pero da igual. No te preocupes, de verdad. Oye...he visto ese libro, ¿Quién es Rue?- no quería sacar el tema, pero la curiosidad me ha podido.

Le cambia la cara por completo, sé que intenta no llorar, y lo consigue. Sonríe. Comienza a describirla como si la viera ahora mismo. Pero no termina la historia. Me da un beso en la sien y se va.

Por la mañana, mi padre viene a despertarme, diciéndome que me prepare, pero no se para qué. Saco mis vaqueros y una chaqueta que me hizo mi abuela. Mi madre entra en la habitación, me mira y dice:
-Cuando la abuela te vea así va a hacer que te cambies. 
Abre el armario para sacar un vestido rojo ceñido en la cintura y que cae suelto hasta las rodillas que no recuerdo haber usado en mi vida, y me hace una trenza como la suya. Miramos nuestros reflejos en el espejo, somos muy parecidas. El mismo pelo, la misma altura, la forma de la cara, las manos...
Entonces, suena el timbre, escucho a mi padre abajo hablando con mucha gente. Bajo rápidamente. Han llegado invitados a casa. Mi abuela está hablando con la madre de Gale, mi padre con Annie y Delly , mi hermano con Michel y Lissa (los hijos de Gale). Veo a mi madre bajara las escaleras y correr hacia Gale, se abrazan. Después hablan también con Johanna. Hace mucho tiempo que no venían a casa. Sonrío, no esperaba que estuvieran aquí.
Me fijo en Michel, hace años que no lo veía. Está mucho más alto. La mandíbula se le ha marcado más, al igual que los pómulos. Su piel aceitunada es muy parecida a la mía, lo ha heredado de su padre. Aunque ahí acaban las diferencias, Michel tiene los ojos verdes y es castaño, con el pelo color chocolate. Sigue teniendo la misma sonrisa, con sus correspondientes hoyuelos. Está muy guapo. Levanta la cabeza, y me mira. Me acerco a ellos, y antes de poder abrir la boca, Lissa se me echa encima.
- ¡Prim!- me rodea la cintura con sus bracitos.
- ¡Hola, preciosa!- digo riéndome- Vaya, como has crecido.
Es verdad, la última vez que la vi tendría unos 5 años (tiene un año más que mi hermano, así que ahora tendrá ocho). Me levanto, y saludo a Michel, me mira, como esperando algo de mi, yo le devuelvo la mirada. siempre fuimos muy buenos amigos, pero ahora no sé lo que quiere decir esa mirada, hace tiempo que no le veo, puede que sea eso...
Después de un par de minutos, Lissa y  Finnick se van a la cocina.

- ¿Cómo estás? Hacía unos tres años que no te veía- me dice, con una voz mucho más grave que antes- Has cambiado.

- ¿Ah sí?- contesto, no se si eso es algo malo o bueno.
Nos sentamos en un sofá y hablamos e temas insustanciales, recordando viejos tiempo. Al cabo de un rato, le veo mirar por la ventana, y un brillo aparece en sus ojos.
- ¿Vienes al bosque?- dice levantándose y tendiéndome la mano.
Tomo su mano, cálida, y me levanto sonriendo.
- Vamos.


5 comentarios:

  1. Me ha encantado! Lo podéis seguir por favor? :3

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  2. wiii la verdad es que pense q las cosas se iban a poner un poco emmm... incomodas por lo de gale..... ya saben el triangulo amoroso

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