jueves, 27 de febrero de 2014

Capítulo 21: Más allá del Distrito 4

LO SIENTOOOOOOOOOOOOO. Lo siento mucho mucho, esta vez he tardado más de lo normal en subir, lo sé D: Pero es que los exámenes me tenían muy ocupada, y ademas se me había ido la inspiración, no sabía qué escribir...(y eso que que tengo los capítulos siempre pensados). Bueno, que no valen las excusas... aquí os dejo el Capítulo 21. Un besazo, espero que me lo perdonéis!




PRIM
Agosto, dos meses después del último capítulo.

Las cosas nunca son como uno mismo espera. No, sin duda no esperaba despertar así cuando anoche Michel se coló en mi habitación para dormir juntos. Debía de estar muy agotado, porque en cuanto tocó el colchón (y aunque luchó mucho por no cerrar los ojos) se durmió. Hubiera esperado despertar de lado, con el abrazándome por la espalda o algo por el estilo, nada que ver con esto. Estoy boca arriba, despatarrada con una pierna fuera de la cama, y un brazo atrapado debajo de la espalda. Podría sacarlo si Michel no estuviera tumbado encima mía, horizontalmente, de manera que formamos una especie de cruz, y me está aplastando. La imagen es tan cómica que tengo que morder la almohada para no hacer ruido al reírme. Cuando paro, miro a Michel, que parece mucho mas joven cuando duerme, con los músculos de la cara relajados. Es muy guapo, su pelo chocolate cayéndole en la frente, y sus largas pestañas casi rozan sus cejas rectas. Estoy tan anonadada que cuando oigo las voces amortiguadas fuera de la habitación, pego un salto.
Oh, no. Mis padres.


No puede ser, no puede ser. Normalmente se levantan más tarde, creía que tendríamos tiempo para que Michel pudiera salir de la habitación. Si entran y nos ven van a pensar que hemos...oh, dios.
- Michel, Michel- susurro lo más alto que puedo, y le zarandeo con mi brazo libre.
Él suelta un gemido, y vuelve la cabeza.
- MICHEL- digo, demasiado alto.
Me tapo la boca asustada, y me quedo en silencio esperando alguna señal de que me hayan oído. Nada, siguen charlando tranquilamente. Levanto las caderas para intentar salir de de debajo, pero me es imposible. Con el movimiento, Michel comienza a despertarse, parpadeando lentamente. Cuando por fin abre los ojos, me mira frunciendo el ceño. Muevo los labios, diciendo "Mis padres" sin pronunciarlo y señalo la puerta. Abre los ojos como platos, y se yergue con tanta rapidez que lo veo borroso, tan rápido como es él siempre. Suelto un largo suspiro, no me había dado cuenta de que con su peso me estaba cortando la respiración. El se vuelve hacia mí, con los nervios a flor de piel y susurra un torpe "lo siento" para darme después un rápido beso en los labios.
Una voz llega a nosotros, más lejana que la de mis padres. Es Caroline.
- Hola ¿Está Prim?- pregunta.
Mierda, no podría haber elegido un momento peor.
- Sí, un momento- es la voz de mi padre- creo que sigue durmiendo, voy a despertarla.
Michel y yo nos miramos asustados. Pateo rápidamente las sábanas para salir de entre ellas. Cada uno nos intentamos bajar de la cama en una dirección opuesta, y al final acabamos chocándonos y cayendo al suelo. Genial, esto no podría ser más patético. La cara de Michel es un poema, está tan aterrorizado que le tiemblan las manos. Contengo una carcajada, y oigo los pasos acercarse. Arrastro a Michel debajo de la cama, y me escondo junto a él justo cuando la puerta se abre.
- Prim, tu amiga Caroline está...- empieza diciendo, pero se queda callado.
Tras unos segunos, vuelve a hablar.
- Katniss, ¿Se ha levantado Prim ya?
- No lo sé- contesta la voz de mi madre desde otra habitación- supongo.
Tengo que aguantar la risa y aplastarme contra el pecho de Michel para no hacer ruido, los hombros me tiemblan mientras me desternillo en silencio.
Mi padre sale de la habitación, cerrando la puerta. Pero seguimos sin poder hacer ruido, aún están fuera.
- Lo siento, Caroline, habrá ido al comedor a desayunar.
- Oh, está bien- parece desconcertada- no pasa nada.
El corazón de Michel late con fuerza, y yo me estoy ahogando con mi propia risa. Para cuando se van todos, he llenado de lágrimas de risa contenida la camisa de Michel.
- ¡Dios!- se echa las manos a la cara.
Aún estamos los dos debajo de la cama. Me rió ahora a carcajadas, con libertad.
- No tiene ninguna gracia- dice con un gemido lastimero- si tu padre me llega a ver....o peor aún, tu madre.
- Ohhhh- digo, con la sombra de la risa aún en mi cara- ¿El pequeño Michel tiene miedo?
Me lanza una mirada asesina. Me acerco a él y lo abrazo, estrujándolo.
- Deberías haberte visto la cara- le digo para picarle.
Michel bufa y me aparta, saliendo de nuestro improvisado escondite. Salgo y me sacudo las pelusas de la camiseta.
- Venga, pero si en realidad te ha encantado- le digo, levantando las cejas.
- Hombre, ha tenido su morbo- dice, con tono de burla- pero mezclado con el miedo a acabar con una flecha en la frente...
-Pues ha perdido el interés- termino por él.
Nos quedamos en silencio unos segundos. Me siento en la cama y estiro los brazos, bostezando. Michel me mira fijamente, con esa sonrisa ladeada que tanto me gusta.
- Siempre podemos volver a dárselo- me dice en tono seductor.
Se acerca a mí, sentada en la cama, hasta colocarse entre mis piernas entreabiertas. Al principio me sorprendo un poco, pero después le devuelvo la sonrisa y le rodeo el cuello con los brazos. Él me acuna las mejillas entre sus palmas, cálidas. Me mira a los ojos fijamente, y el mundo desaparece, solo estamos él y yo. Se acerca poco a poco, ralentizando el momento. Su aliento me roza los labios, poniéndome los vellos de los brazos de punta. Me acerco para eliminar el espacio que hay entre nuestros labios, pero él se aparta, dejándome con las ganas. Frunzo en ceño y me vuelvo a acercar, pero él vuelve a apartarse, jugando conmigo. Aprieto los labios, y Michel suelta una risa ronca.
- Eres idiot...
Me sujeta el rostro con rapidez y me besa, ahogando mis palabras. Cierro los ojos y le devuelvo el beso, olvidándolo todo. Me concentro en la suavidad de sus labios, en los sitios donde estos tocan los míos y donde se separan, con el aire entre nosotros como única barrera. Michel me acaricia la espalda y me abraza contra él, tiernamente. Cuando lo veo con la gente, veo al chico al que todos conocen: divertido, amable, un poco terco...Pero son momentos como este en los que me doy cuenta de que él es mucho más de lo que siempre creo que es. Es un cofre lleno de sorpresas, que me hacen quererle cada vez más y más. Él es como un tesoro, mi tesoro.
Me separo para tomar aire y él apoya la cabeza en mi hombro, besándomelo. Le acaricio el pelo, y le miro sonriente.
- ¿Me visto y nos vamos a desayunar?- le pregunto.
Tengo hambre, pero también ganas de estar con él.
- Venga, te espero fuera- dice besándome en la mejilla.
Al llegar a la puerta se da la vuelta y me hecha una última mirada, repasándome de arriba a abajo, haciendo que me sonroje. Le saco la lengua, como una niña pequeña, y él me guiña un ojo de manera sexy, antes de salir.



*  *  *


El comedor está abarrotado de gente. Veo a Caroline y a Lucy sentadas en una mesa con los demás chicos, y nos sentamos frente a ellas.
- ... la cosa está peor-  está contando James cuando nos sentamos-  Los partidarios de Allison cada vez son más, gente que hace años fue rica en el Capitolio, o que sus padres lo fueron. Y ahora creen que su dinero es demasiado poco, que viven en la miseria.
Harry bufa.
- Nuestros padres sí que vivían en la miseria- dice, enfadado- qué sabrán ellos.
Los padres de Harry, y él, nacieron en el Distrito 11, un lugar que no fue mucho más rico que el 12.
- Quieren volver a lo mismo de antes- sigue hablando James- la gente de "clase alta" viviendo en el Capitolio, con todo el dinero que creen merecer. Y que los rebeldes, las personas que se lo quitaron todo, vuelvan a los distritos, gobernados por la gente del Capitolio.
- ¿Personas que se lo quitaron todo?- pregunto- Lo único que hicieron los rebeldes fue repartir la excesividad de dinero entre la gente que más lo necesitaba. Hicieron que todos los ciudadanos fuéramos iguales, libres, con las mismas limitaciones. Ahora, ellos tienen el mismo dinero que todo el mundo. Nosotros no les estamos tratando como nos trataron ellos hace años. Ni si quiera se celebraron los Juegos del Hambre que tenían planeados los rebeldes como venganza, nada de eso. Nosotros les tratamos bien, no les quitamos nada que les hiciera falta.
Michel me mira con un brillo en los ojos que no alanzo a entender, me sujeta la mano, y me la aprieta. Por un momento me parece ver a Hannah rodar los ojos, pero solo por un momento. 
Todos empiezan a hablar y discutir sobre el tema, enfadados. Aprovecho el momento para hablar con Caroline.
- Mi padre me ha dicho que viniste a buscarme a mi cuarto- miento- ¿Querías decirme algo?
Michel desvía la atención de los demás y nos mira a la dos.
- Pues sí- contesta, dándole un sorbo a su taza de café- ¿Dónde estabais los dos, eh, pillines?- dice moviendo las cejas de manera sugerente.
Lucy a su lado se ríe, nos ha pillado.
- Luego te lo cuento- digo, momentáneamente avergonzada- tú primero.
- Está bien. Verás- empieza a contar, mientras Michel se acerca un poco más para escuchar- ayer por la tarde estaba dando una vuelta con Mike. Pasamos delante de la sala de controles, la puerta estaba abierta, y digamos que escuchamos "por accidente"- sonríe- lo que estaba diciendo Alec. Van a iniciar unas expediciones en aerodeslizador...
- ¿Unas expediciones?- le interrumpe Lucy.
Poco a poco, todos se han ido callando en la mesa, y han fijado su atención en Caroline. Esta se sonroja. En el fondo, aún sigue siendo tímida. Lucy le echa un brazo sobre los hombros y le revuelve el pelo, intentando ponerle el momento más fácil,  es por ese tipo de cosas que es una de mis mejores amigas.
- Venga, sigue hablando, tontorrona.
- S...sí, unas expediciones, fuera de Panem, más allá del mar del Distrito 4. Ya sabéis lo que ocurrió hace tantos años, hubo grandes guerras e inundaciones que al final se cargaron los lugares donde habitaba la población. Panem fue el único en alzarse y...
- Blah, blah, blah- esta vez es Hannah la que le interrumpe- ya conocemos esa historia, sigue.
Le lanzo una mirada asesina, no la soporto. Ella me la devuelve mientras Caroline sigue hablando, nerviosa.
- Pero, a pesar de eso, creen que es imposible que Panem fuera el único lugar en el que quedara vida. Están convencidos, y yo también lo creo, que debe haber más lugares, y por eso van a hacer expediciones aéreas, por si consiguen divisar tierra.
- Vaya- exclama Sarah- eso es increíble.
La idea de que hubiera más tierra me había rondado un par de veces por la cabeza, pero al final siempre la había acabado desechando, porque en el 12 era feliz, porque todos éramos felices, no necesitábamos saber más. En cambio, parece que a Michel se le acabe de cumplir un sueño, le brillan los ojos de emoción. Sonrío, por que sé que le vuelven loco las aventuras, y yo le acompañaré a donde él quiera ir. 
Lucy se levanta y echa a andar a paso rápido.
- Ahora vuelvo- nos dice.
Quiero preguntarle a dónde va, pero Caroline sigue hablando.
- Pues eso no es todo. Sabéis que un montón de rebeldes se han tenido que repartir por los distritos, y sobre todo en el Capitolio, para contener a los partidarios de Allison. Tienen a poca gente y  se están planteando coger a los grupos que se entrenan para ser soldados. Es decir, nosotros, y el grupo de chicos de diecisiete.
- ¿En serio?- no me lo puedo creer.
- Sí, aún no es seguro, y se necesita la autorización de los padres, pero lo más seguro es que nos cojan.
Nos quedamos todos en silencio, abrumados por la emoción.
Cuando terminamos el desayuno, cada uno va por su lado, hoy es domingo y no hay entrenamiento, así que cada uno tiene tiempo para hablar y pensar sobre el tema. Michel me dice que se va a ir un rato con James y Harry.
- Está bien- le digo- voy con Caroline a buscar a Lucy.
- Es verdad, aún no ha vuelto. Creo que salió en dirección a las puertas exteriores, mirad por allí. Bueno- dice mientras se acerca y me besa- luego te veo.
Se aleja y se va con los demás.
Caroline y yo caminamos por los pasillos que conducen a las puertas exteriores, preguntándonos si nuestros padres nos permitirían ir a esas expediciones.
- No creo que a mi madre le haga mucha gracia- le cuento a Caroline- ya sabes, con lo sobreprotectora que es, y con lo que ha pasado desde que salimos de nuestro distrito...
- Tal vez, no lo puedes saber- me dice ella- UN MOMENTO- exclama, haciéndome pegar un bote- tú me tenías que contar dónde has estado antes del desayuno, que no se me ha olvidado, listilla.
Me rió. Ya hemos llegado al último pasillo, al final de este está el rellano con las tres puertas exteriores que dan al bosque. Lucy no está por aquí. En la puerta de la derecha hay dos figuras hablando.
- Espera- le digo a Caroline.
- Si lo que intentas es cambiar de tema, que ni se te ocurra porque...
- Calla, tonta. ¿Ese no es Mike?
Caroline parece despertar de un sueño. Abre mucho los ojos y gira la cabeza, buscándolo con la mirada.
- Sí- sonríe- Pero, ¿Con quién está hablando? ¿No es ese Charlie?
Les miro e intento fijarme, no conozco mucho a Charlie, aunque le reconocería si lo viera. 
Ninguna llegamos a saber nunca si ese era Charlie, porque en ese momento las tres puertas estallan, y las dos figuras salen volando por los aires.






10 comentarios:

  1. Huy huy huyy, que estará pasando. Me corroe la intriga, publica pronto porfavor.
    Un besazo enorme!!!

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    1. Huuuy huyyy xDDD ¿Qué pasará...? Publicaré lo antes que pueda, un besazo!!

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  2. Me encanta, me encanta, me encanta, hoy encontré esta pagina y ya me leí todos los capítulos, ¡espero el siguiente!

    Sigan asi! ^^

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    1. Muchas muchas gracias!!!!! Espero no tardar mucho en subir el siguiente.... Un beso!

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  3. Holaaa^^ me encanta como escribes y encontre esta pagina hoy y ya me lei todos los capitulos jajajaja xD sigue asi y animo sube pronto mas capitulos:3

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  4. Oiii, muchísimas gracias :333 En cuanto pueda publico!

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    1. me encanta sin palabras y con mucha intriga publica pronto

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    2. Jajajaja, me alegra mucho que te guste, Astrid! :333 Lo antes que pueda, lo juro.

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  5. AAAi que a pasado? quiero seguir leyendo ! , Ame tu blog . Escribes perfecto , un beso que andes genial :33

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